Durante varios días del mes de mayo en la Casa Familiar Monseñor Feliciano de Maracay, del Estado de Aragua (Venezuela), se realizó un campo de trabajo formado por un grupo numeroso de personas voluntarias, pertenecientes a la alianza de dos entidades: la institución religiosa River y la Fundación Venezuela Amiga que se dedica a la ayuda a la infancia y familias que se encuentran en situación de vulnerabilidad.
El objetivo era la remodelación integral de buena parte de las instalaciones de la Casa Familiar: espacios comunes, dormitorios, baños, cancha de basket, etc. Los voluntarios y voluntarias pusieron todo su empeño, trabajando intensivamente para poder inaugurar el pasado 26 de mayo las nuevas estancias e instalaciones, ofreciendo un mayor bienestar y mejor calidad de vida a los chicos con discapacidad que son atendidos en la casa.
Durante esos días los Hermanos facilitaron la creación de un ambiente de cooperación, fraternidad, ilusión, conocimiento mutuo, acogida… y gracias a River y a Fundación Venezuela Amiga y especialmente a las personas voluntarias que con su saber hacer iluminaron la casa de sonrisas, optimismo, creatividad y un buen trabajo realizado; el lema se hizo realidad: “Historias que dejan huellas imborrables. Realidades transformadas con el poder del amor”.
Así lo reflejan los rostros de las personas atendidas.